domingo, 13 de septiembre de 2015

El Papa Francisco llegará a EE.UU y CUBA

Los nueve días que el papa Francisco pasará entre Cuba y Estados Unidos, a partir del sábado próximo, abren un enorme desafío logístico en una tierra donde la seguridad es obsesión. Pero, sobre todo, alimentan expectativas inusitadas en millones de cubanos y norteamericanos que lo convirtieron en catalizador de sus esperanzas y en su vocero ante dos sistemas -dos mundos casi antagónicos- con sus propios déficits de resultados.
"Nadie espera que las cosas cambien de un día para el otro. Pero su presencia da institucionalidad moral y pone en agenda un reclamo de cambio de la sociedad que la clase política resiste", describió Thomas Wenski, arzobispo de Miami.
En su periplo dará 26 discursos -18 de ellos en Estados Unidos- en los que se esperan definiciones sobre inmigración, pobreza, derechos humanos, medioambiente y economía al servicio del hombre y no del lucro.
Pero, aún antes de abrir la boca sobre ninguno de ellos, mirada en detalle, la agenda misma del viaje del Papa por siete ciudades es todo un pronunciamiento religioso, político y hasta diplomático.
Los platos fuertes se conocen. En La Habana, misa multitudinaria en la Plaza de la Revolución, al pie del retrato del Che Guevara, el mismo sitio donde, hace 17 años, Juan Pablo II pidió "que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba".
En Estados Unidos, audiencia con el presidente Barack Obama en la Casa Blanca, corto paseo en papamóvil por una ciudad cerrada a cal y canto, discurso en el Capitolio, otro en Naciones Unidas, celebración ecuménica en la Zona Cero de Nueva York y mensaje de cierre del Congreso de la Familia, en Filadelfia.Presentada primero como una escala previa a su llegada a Estados Unidos, la visita a la isla se llevará, en realidad, cuatro de los nueve días que reparte entre los dos países.
Pero la cuenta sale a partes exactamente iguales si se descuenta el día y medio que pasará en el Congreso de la Familia, en Filadelfia, motivo inicial del viaje al que, luego, se le añadieron los ocho restantes.
Todo un simbolismo que se extiende en el hecho de que desde Cuba volará directamente hasta la base Andrews, en Maryland. Será una ratificación de la comunicación que él mismo ayudó a abrir, con las conversaciones secretas en las que se involucró de modo personal y que dieron paso al histórico deshielo entre Washington y La Habana.
Es impensable que el Papa no hable de inmigración en Estados Unidos, el país donde 11 millones de personas viven a la sombra, donde muchos miles mueren tratando de cruzar la frontera y donde se rompen familias enteras por la deportación de personas sin papeles.
Pero aún si no abriera la boca, su sola presencia en el Capitolio será un potente llamado contra el racismo que pone a la minoría hispana -como a la afroamericana- en un segundo lugar.
Francisco no sólo será el primer papa en exponer ante el Capitolio en una sesión conjunta de las dos cámaras. También "será el hispanohablante de mayor proyección internacional" .